Sören pensó que Lörna había tenido noticias de que planeaba secuestrarla y por eso había comunicado su ruptura con Krox Guilär a los medios. No le iba a servir de nada, porque él había descubierto su estratagema y continuaba con los planes para raptarla. No le deberían haber subestimado, solo los biógrafos de Hitler se pueden imaginar lo que alguien con la suficiente determinación puede llegar a hacer si se lo propone de verdad.
El móvil de Sören vibró, no eran los secuestradores sino el mensaje que recibe todos los días con información curiosa para intercambiar en conversaciones vanas y poder parecer erudito. Ayer comenzó la serie ‘Historia del café en las Islas Británicas’ y ya sabía que la primera cafetería de Inglaterra la abrió un judío llamado Jacob, en el año 1650 en Oxford. Hoy el mensaje decía que Margaret Thatcher debía gran parte de su carácter al hecho corroborado de que su madre tomaba más de cinco tazas de café al día mientras estaba embarazada.
Menos mal que aún había personas como Sören, conscientes de que el conocimiento es imprescindible para desarrollarse como ser humano. Por cierto, ¿quién era Margaret Thatcher? En la enciclopedia virtual se decía que era una mujer inglesa muy famosa de finales del siglo XX. Debía tratarse pues de una componente de las Spice Girls, se dijo Sören.
Ahora sí que llamaban los secuestradores, ya tenían a Lörna en su poder y exigían el doble de lo convenido previamente. Sören ya esperaba que el precio de la cesión aumentara así que pudo afrontar el pago aumentado sin ningún inconveniente.
Por suerte, el número de niños con hiperlipopseudofascitis aberrante que fabricaban artesanalmente los espejos y marcos de fotos se había reducido y esos objetos se cotizaban por mucho más que cuando las compró. Todo el mundo quería tener al menos un espejo de un niño desfigurado. Estos pequeños padecen una enfermedad del tejido subcutáneo de la cara que hace que se llene de grasa de características tales que conforma una suerte de pared denominada pseudofascia que se halla inflamada constantemente. El calificativo de aberrante se debe a la palabra que viene a la boca al divisar a alguien que padezca esta dolencia. También se les llama ‘niños cebolla’ por las capas superpuestas de grasa bajo la piel o ‘Síndrome del Japimil’ porque todos los afectados solían tomar con asiduidad una de esas comidas felices. Todo el mundo sabe que son lo que provoca el síndrome, aunque jamás se ha podido demostrar una relación directa con la enfermedad.
Gracias a estos monstruosos niños ya traían a Lörna a su casa, donde había insonorizado una habitación que serviría de zulo. Cuando quitó lenta y cuidadosamente la mordaza a su amada, ella, con la tez enrojecida por el inesperado maltrato dispensado, comenzó a hablar:
-Desátame o apriétame más fuerte. Necio, estúpido engreído.
-Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero. Y hasta el fin te amaré.
-No, no es amor, lo que tú sientes se llama obsesión. Una ilusión en tu pensamiento, que te hace hacer cosas, así funciona el corazón.
-Me entregaré del todo a ti, por completo a ti. El amor está en el aire.
-Si me amaras no me hubieras secuestrado, solo me hubieras agobiado con mails y llamadas telefónicas a horas intempestivas hasta que te denunciase por acoso.
-Pero es que yo no sé vivir sin ti. No hay manera.
-Estás fatal. Toda la vida tratándome como si fuera una apestada y ahora me secuestras para estar conmigo. Eres un enfermo.
Sören besó a Lörna en la mano y ella le escupió. La cosa marchaba bien, pensó el enamorado.
El móvil de Sören vibró, no eran los secuestradores sino el mensaje que recibe todos los días con información curiosa para intercambiar en conversaciones vanas y poder parecer erudito. Ayer comenzó la serie ‘Historia del café en las Islas Británicas’ y ya sabía que la primera cafetería de Inglaterra la abrió un judío llamado Jacob, en el año 1650 en Oxford. Hoy el mensaje decía que Margaret Thatcher debía gran parte de su carácter al hecho corroborado de que su madre tomaba más de cinco tazas de café al día mientras estaba embarazada.
Menos mal que aún había personas como Sören, conscientes de que el conocimiento es imprescindible para desarrollarse como ser humano. Por cierto, ¿quién era Margaret Thatcher? En la enciclopedia virtual se decía que era una mujer inglesa muy famosa de finales del siglo XX. Debía tratarse pues de una componente de las Spice Girls, se dijo Sören.
Ahora sí que llamaban los secuestradores, ya tenían a Lörna en su poder y exigían el doble de lo convenido previamente. Sören ya esperaba que el precio de la cesión aumentara así que pudo afrontar el pago aumentado sin ningún inconveniente.
Por suerte, el número de niños con hiperlipopseudofascitis aberrante que fabricaban artesanalmente los espejos y marcos de fotos se había reducido y esos objetos se cotizaban por mucho más que cuando las compró. Todo el mundo quería tener al menos un espejo de un niño desfigurado. Estos pequeños padecen una enfermedad del tejido subcutáneo de la cara que hace que se llene de grasa de características tales que conforma una suerte de pared denominada pseudofascia que se halla inflamada constantemente. El calificativo de aberrante se debe a la palabra que viene a la boca al divisar a alguien que padezca esta dolencia. También se les llama ‘niños cebolla’ por las capas superpuestas de grasa bajo la piel o ‘Síndrome del Japimil’ porque todos los afectados solían tomar con asiduidad una de esas comidas felices. Todo el mundo sabe que son lo que provoca el síndrome, aunque jamás se ha podido demostrar una relación directa con la enfermedad.
Gracias a estos monstruosos niños ya traían a Lörna a su casa, donde había insonorizado una habitación que serviría de zulo. Cuando quitó lenta y cuidadosamente la mordaza a su amada, ella, con la tez enrojecida por el inesperado maltrato dispensado, comenzó a hablar:
-Desátame o apriétame más fuerte. Necio, estúpido engreído.
-Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero. Y hasta el fin te amaré.
-No, no es amor, lo que tú sientes se llama obsesión. Una ilusión en tu pensamiento, que te hace hacer cosas, así funciona el corazón.
-Me entregaré del todo a ti, por completo a ti. El amor está en el aire.
-Si me amaras no me hubieras secuestrado, solo me hubieras agobiado con mails y llamadas telefónicas a horas intempestivas hasta que te denunciase por acoso.
-Pero es que yo no sé vivir sin ti. No hay manera.
-Estás fatal. Toda la vida tratándome como si fuera una apestada y ahora me secuestras para estar conmigo. Eres un enfermo.
Sören besó a Lörna en la mano y ella le escupió. La cosa marchaba bien, pensó el enamorado.