Al día siguiente Sören acude a un Mc Donald’s. No tiene hambre, y aunque no sabe bien el porqué, se siente impelido a entrar en cuanto ve la característica M amarilla. Mientras deglute con movimientos despiadados su porción de inmundicia, se acerca a su mesa un despreocupado y sonriente Ihrën.
-¡Dichosos los ojos, Sören! ¿Qué haces tú por aquí?
-Nada especial… Oye, sabes que me gustas, ¿no?
-Sí, algo he oído… ¿Has visto la nueva película de Krox Guilär? Es estupenda. Hay momentos en los que casi te hace sentir.
-Fui a verla ayer, tras blanquearme los dientes. Seguramente sea su mejor trabajo hasta la fecha. ¿Quién iba a pensar que el asesino era aquel hombre taciturno de torva mirada?
-Ya… y lo mejor es cuando se descubre que la culpa de todo era de un abyecto anarquista que manipuló una de las máquinas de la planta de energía solar.
-Es que las energías renovables son muy peligrosas. Hace unos meses un convoy que transportaba un aerogenerador provocó un mortífero choque en cadena.
-¡Qué horror! A ver si acaban pronto de construir las nuevas centrales nucleares.
Suena de fondo el número uno de los 40 Principales. Todos en el local consumen alegres y sonríen despreocupados. En el baño, Ihrën y Sören mantienen una sana relación homosexual consentida y segura. Ihrën cree estar momentánea y fugazmente enamorado de Sören. Sören también cree amarse a sí mismo.
Tras finalizar el movimiento rítmico acompasado, el joven Mälden decide aclarar la situación con el bueno de Sören:
-Quiero que sepas que ha sido fantástico, pero no debe repetirse.
-¿Nunca más? ¡Qué mal!
-Hombre, nunca es mucho decir. A lo que me refiero es a que no quiero una relación que sea estable o exclusiva.
-¿Y quién querría una relación así? Yo de momento lo único que quiero es disfrutar con alguien que me guste y en quien pueda razonablemente confiar. ¿Te apetece ir al cine a comer palomitas y tomar un refresco? Luego, si nos apetece, podríamos repetir.
-Vale, pero antes vamos al gimnasio, no creo que hayamos quemado todavía las calorías de las hamburguesas.
-¡Qué terrible sería engordar! Rápido, vamos.
-¡Dichosos los ojos, Sören! ¿Qué haces tú por aquí?
-Nada especial… Oye, sabes que me gustas, ¿no?
-Sí, algo he oído… ¿Has visto la nueva película de Krox Guilär? Es estupenda. Hay momentos en los que casi te hace sentir.
-Fui a verla ayer, tras blanquearme los dientes. Seguramente sea su mejor trabajo hasta la fecha. ¿Quién iba a pensar que el asesino era aquel hombre taciturno de torva mirada?
-Ya… y lo mejor es cuando se descubre que la culpa de todo era de un abyecto anarquista que manipuló una de las máquinas de la planta de energía solar.
-Es que las energías renovables son muy peligrosas. Hace unos meses un convoy que transportaba un aerogenerador provocó un mortífero choque en cadena.
-¡Qué horror! A ver si acaban pronto de construir las nuevas centrales nucleares.
Suena de fondo el número uno de los 40 Principales. Todos en el local consumen alegres y sonríen despreocupados. En el baño, Ihrën y Sören mantienen una sana relación homosexual consentida y segura. Ihrën cree estar momentánea y fugazmente enamorado de Sören. Sören también cree amarse a sí mismo.
Tras finalizar el movimiento rítmico acompasado, el joven Mälden decide aclarar la situación con el bueno de Sören:
-Quiero que sepas que ha sido fantástico, pero no debe repetirse.
-¿Nunca más? ¡Qué mal!
-Hombre, nunca es mucho decir. A lo que me refiero es a que no quiero una relación que sea estable o exclusiva.
-¿Y quién querría una relación así? Yo de momento lo único que quiero es disfrutar con alguien que me guste y en quien pueda razonablemente confiar. ¿Te apetece ir al cine a comer palomitas y tomar un refresco? Luego, si nos apetece, podríamos repetir.
-Vale, pero antes vamos al gimnasio, no creo que hayamos quemado todavía las calorías de las hamburguesas.
-¡Qué terrible sería engordar! Rápido, vamos.