Dëxter llevó a cabo el primer intento un viernes trece, pero solo consiguió desmaterializar cuatro trompetas seminuevas. Probó de nuevo el lunes, pero tampoco tuvo suerte. El científico se sonrío pensando en las opciones de su próximo intento -Al fallar la segunda vez que introduje las trompetas se hizo realidad aquello de que no hay dos sin tres. A ver si ahora tengo suerte y es verdad eso de que a la tercera va la vencida.- Se dijo el fan del último libro de la Biblia.
Aunque tenía ganas de destruir el mundo, decidió esperar unas semanas para proceder a su tercer intento. Estaba a punto de acabar la sexta temporada de su serie favorita y la trama se estaba poniendo muy emocionante. ¿Lograría la protagonista salir airosa de su cada vez más comprometida situación? Seguro que encontraría alguna treta imposible de adivinar por los espectadores, como había sucedido en las cinco primeras ocasiones, pero Dëxter quería comprobarlo antes de acabar con el mundo que le vio nacer cuarenta y un años atrás.
Llegó por fin el día señalado en la agenda del afable director, que deleitaba a sus subalternos contando chistes subidos de tono e hilarantes anécdotas de su juventud. Dëxter introdujo la primera trompeta en el acelerador de partículas, dándose ánimos a sí mismo “Venga, celeri, a la tercera va la vencida”. Introdujo otras dos trompetas repitiendo el ritual que acababa de inventar. Cuando estaba a punto de depositar la cuarta apareció Alëx corriendo, para avisar al director de que había llegado por sorpresa una inspección para evaluar las condiciones de los puestos de trabajo del personal del museo. Al ver a Dëxter con una trompeta en la mano, el muchacho ató cabos y se dio cuenta de lo que estaba presenciando. Movido por el instinto de supervivencia, arrebató la última trompeta de las manos de su jefe y la lanzó lo más lejos que pudo. Comenzó una pelea a muerte que acabó con la vida de Dëxter, quien deseoso de llevar a cabo su plan, aunque fuera incompleto, pulsó el botón de inicio del proceso, que cerraba automáticamente la cápsula de la materia para acelerar. Alëx, sujetó junto a las tres trompetas la cabeza de su jefe con el brazo derecho mientras la tapa se cerraba rápidamente. -Muere, pelirrojo cabrón, muere.- gritó Alëx en un ataque de ira.
La tapa se cerró cercenando el brazo y la cabeza que se interponían en su camino. El acelerador se puso en funcionamiento, tocaron las trompetas y hubo fuego mezclado con sangre. Hubo truenos, gritos, relámpagos y un terremoto mientras el cuerpo sin cabeza de Dëxter se movía espasmódicamente en el suelo, tratando de encontrar en vano la cuarta trompeta. Alëx miró su brazo, desgarrado a la altura del bíceps, que sangraba abundantemente. Cogió el cinturón del cuerpo de su jefe y se hizo un torniquete. Justo entonces se produjo la onda sónica, lo que muchos llamaron Apocalipsis, pero que oficialmente Google designó con el nombre de Incidente.
Aunque tenía ganas de destruir el mundo, decidió esperar unas semanas para proceder a su tercer intento. Estaba a punto de acabar la sexta temporada de su serie favorita y la trama se estaba poniendo muy emocionante. ¿Lograría la protagonista salir airosa de su cada vez más comprometida situación? Seguro que encontraría alguna treta imposible de adivinar por los espectadores, como había sucedido en las cinco primeras ocasiones, pero Dëxter quería comprobarlo antes de acabar con el mundo que le vio nacer cuarenta y un años atrás.
Llegó por fin el día señalado en la agenda del afable director, que deleitaba a sus subalternos contando chistes subidos de tono e hilarantes anécdotas de su juventud. Dëxter introdujo la primera trompeta en el acelerador de partículas, dándose ánimos a sí mismo “Venga, celeri, a la tercera va la vencida”. Introdujo otras dos trompetas repitiendo el ritual que acababa de inventar. Cuando estaba a punto de depositar la cuarta apareció Alëx corriendo, para avisar al director de que había llegado por sorpresa una inspección para evaluar las condiciones de los puestos de trabajo del personal del museo. Al ver a Dëxter con una trompeta en la mano, el muchacho ató cabos y se dio cuenta de lo que estaba presenciando. Movido por el instinto de supervivencia, arrebató la última trompeta de las manos de su jefe y la lanzó lo más lejos que pudo. Comenzó una pelea a muerte que acabó con la vida de Dëxter, quien deseoso de llevar a cabo su plan, aunque fuera incompleto, pulsó el botón de inicio del proceso, que cerraba automáticamente la cápsula de la materia para acelerar. Alëx, sujetó junto a las tres trompetas la cabeza de su jefe con el brazo derecho mientras la tapa se cerraba rápidamente. -Muere, pelirrojo cabrón, muere.- gritó Alëx en un ataque de ira.
La tapa se cerró cercenando el brazo y la cabeza que se interponían en su camino. El acelerador se puso en funcionamiento, tocaron las trompetas y hubo fuego mezclado con sangre. Hubo truenos, gritos, relámpagos y un terremoto mientras el cuerpo sin cabeza de Dëxter se movía espasmódicamente en el suelo, tratando de encontrar en vano la cuarta trompeta. Alëx miró su brazo, desgarrado a la altura del bíceps, que sangraba abundantemente. Cogió el cinturón del cuerpo de su jefe y se hizo un torniquete. Justo entonces se produjo la onda sónica, lo que muchos llamaron Apocalipsis, pero que oficialmente Google designó con el nombre de Incidente.